Jornada sobre el Olmo ibérico en Guadalajara
Una mirada al pasado, presente y futuro de este emblemático árbol: el Olmo
El uso del olmo por los romanos para la plantación de viñas, las largas hileras de esta planta que hasta hace poco custodiaban las carreteras y caminos o su valiosa función como sombra o forraje para el ganado son algunos de los aspectos que trató Luis Gil Sánchez, Catedrático de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, en su ponencia de ayer en la Biblioteca Pública de Guadalajara. Una mirada al pasado para comprender por qué este árbol ha estado tan vinculado al ser humano de tal forma que llegó a presidir gran número de plazas en ciudades y pueblos de todo el territorio.
Su abundancia parecía ser imperecedera, hasta que la enfermedad de la grafiosis llegó en la pasada centuria para quedarse hasta el día de hoy. Su repercusión fue tal, que hizo desaparecer la práctica totalidad de Olmos adultos presentes en España. Ante esta situación, la administración respondió con el Programa Español de Conservación y Mejora de los Recursos Genéticos de los Olmos Ibéricos, para profundizar en el conocimiento de esta enfermedad y buscar soluciones que permitieran evitar la total desaparición del olmo y frenar la incidencia de la grafiosis.
Tras más de 30 años de desarrollo de este programa, se han conseguido 7 ejemplares de olmos autóctonos resistentes a la grafiosis. David León Carbonero, jefe de Sección del Ministerio de Agricultura y Pesca y Alimentación, nos explicó detalladamente el dilatado y complejo proceso de obtención de estos ejemplares, así como los trabajos actuales para obtener nuevos ejemplares y de este modo aumentar la variabilidad genética, uno de los talones de Aquiles del proyecto que se irá mejorando en el futuro.
Conocida la existencia de estos ejemplares resultado de años de investigación, desde Micorriza quisimos incluirlos como punta de lanza del proyecto «Olmedas, Recuperando nuestros ríos» para recuperar esta parte desaparecida de los bosques de ribera y asegurar islas nodriza desde la que expandir de manera natural los olmos resistentes a la grafiosis. Como bien apuntó Rafael Marco, técnico de Micorriza que expuso el proyecto, el proyecto cuenta con apoyo del Ministerio para la Transición Ecológica a través de la Fundación Biodiversidad, en el que han colaborado además botánicos, entidades sociales, colegios y personas voluntarias que nos han acompañado en las plantaciones realizadas.
Nos quedamos con la ilusión de haber puesto un granito de arena ayudando a preservar estos símbolos arbóreos de la historia, y con la responsabilidad adquirida de asegurar en la medida de lo posible su futura presencia en las riberas de la cuenca alta del río Tajo.
Este proyecto no es la única iniciativa de preservación del olmo en la provincia. Desde hace ya casi 3 años se está llevando a cabo el proyecto “Un Olmo, Mil Historias”, un trabajo resultado de la cooperación entre varias asociaciones de la provincia: Fagus, Ecologistas en Acción, WWF, Aegithalos y Micorriza, con el objetivo de divulgar y recuperar la importancia que antaño tuvieron los olmos para los habitantes de la provincia de Guadalajara. Para ello, las entidades participantes instan y facilitan a los ayuntamiento de la provincia de Guadalajara a volver a plantar aquellos olmos desaparecidos en plazas, iglesias y núcleos urbanos con ejemplares resistentes a la grafiosis.
En estos años se han plantado a través de este proyecto colaborativo, olmos en las siguiente localidades: Guadalajara, Marchamalo, Sigüenza, Cifuentes, Carrascosa del Tajo, Gárgoles de Abajo, Gárgoles de Arriba, Gualda, Huetos, Moranchel, Oter, Ruguilla, Brihuega, Maranchón, Yela, Romancos, Torrejón del Rey, Corduente, Molina de Aragón, Canales de Molina, Ribarredonda, Villaviciosa de Tajuña y Campillo de Dueñas.
Si tienes interés en recuperar aquel viejo olmo que desapareció del pueblo, no dudes en ponerte en contacto con cualquiera de las asociaciones que forman parte del proyecto (pincha en sus nombres) para seguir sumando pueblos con futuros olmos resistentes a la grafiosis.
¡Arriba las ramas!